martes, 10 de noviembre de 2009

noticias: ciencia, supervivencia ecologica y naturaleza

Pintar de blanco la cima de los glaciares de Perú es una de las últimas armas contra el cambio climático porque contribuye a reducir la velocidad del deshielo: no es una propuesta descabellada, y de hecho aspira a ser reconocida por el Banco Mundial.
La iniciativa ha partido de la ONG Glaciares Perú, y consiste básicamente en el siguiente principio: el color blanco evita que la radiación solar se convierta en calor, y de este modo contrarresta los efectos del cambio climático.
Perú concentra más del 70% de los glaciares andinos, pero desde la década de los 80 ha perdido más del 20% de la superficie de sus glaciares por efecto del cambio climático. Lo más grave es que se calcula que para el 2015 todos los glaciares situados por debajo de los 5.500 metros desaparecerán.
La radiación de la pintura blanca
El presidente de Glaciares Perú, Eduardo Gold, ha explicado que por el calentamiento global "van retrocediendo los glaciares, hay mayor superficie negra y menor superficie blanca, entonces se incrementa la temperatura y el hielo se derrite mucho más rápido".
Ya que el color negro contribuye a convertir la radiación solar en calor y "prácticamente duplica el efecto invernadero sobre los glaciares", Gold, creador de esta propuesta, propone pintar la cima de los nevados con un material de cemento hecho a base de minerales para que la radiación se refleje en el espacio.
"La pintura blanca tiene un albedo (relación entre la energía luminosa que difunde por reflexión una superficie y la energía incidente) igual al de la nieve y permite que el 85% de radiación solar se vaya al espacio y solo el 15% de ella se transforme en calor", señala Gold.
Agrega que "con una superficie negra el 90% de la radiación solar se convierte en calor", lo que aumenta las temperaturas y agrava los efectos producidos por el calentamiento global.
Concurso del Banco Mundial
Gold asegura que la pintura blanca se adhiere bien a las superficies rocosas de los nevados peruanos y no contamina las fuentes de agua ni atenta contra la vida de los cóndores, aves que pueblan las alturas andinas.
Glaciares Perú ha presentado su propuesta a un concurso del Banco Mundial para mitigar el efecto invernadero para pintar el Rasuhuillca, un nevado situado en el departamento sureño de Ayacucho y a 4.200 metros sobre el nivel del mar.
Gold calcula que se necesita entre cuatro y cinco toneladas de pintura por hectárea de los nevados, es decir que el pintar las 300.000 hectáreas de superficie de los glaciares existentes en todo el país demandaría hasta 1,5 millones de toneladas de este material.
Los glaciares en peligro
Para financiar estas obras de protección de los nevados, la ONG peruana propone la creación de un sistema de bonos, al enfatizar que esta inversión solo costaría unos 20 dólares por cada automóvil que circula en Estados Unidos.
Los glaciares que se encuentran en mayor riesgo son aquellos que están entre los 4.500 y 5.200 metros de altura, principalmente en las cordilleras negra y occidental de Perú, agregó el ambientalista.
Los representantes de Glaciares Perú ya han llevado su propuesta a la comisión de Medio Ambiente del Congreso peruano, donde -según Gold- ha sido acogida con interés y los legisladores han prometido promover una ley para proteger a los nevados peruanos.


Expertos de 50 países han ideado un innovador sistema para identificar las plantas de todo el mundo a través de su ADN. El objetivo es que cada especie tenga un 'código de barras' propio, una suerte de huella genética que permitirá identificarlas fácilmente.
Gracias a esta nueva tecnología se podría evitar el comercio ilegal de especies en peligro de extinción. Según la cadena británica BBC, la información se almacenará en una base de datos global a la que podrán acceder científicos de todo el mundo.
El acuerdo se firmará esta semana durante la conferencia internacional del 'código de barras de la vida' que se celebra en Ciudad de Mexico.
Lucha contra el comercio ilegal
"El código de barras es una herramienta que permite identificar a las especies con mayor rapidez", explicó a la BBC Patricia Escalante, responsable del departamento de Zoología de la Universidad Nacional de México. Escalante considera vital establecer una sistema fiable para identificar las especies si queremos salvaguardar la biodiversidad del planeta.
Investigadores de México trabajan en una red para crear códigos de barras en clave para grupos taxonómicos como árboles, abejas o insectos acuáticos. Toda la información se vuelca en una base de datos a la que pueden acceder científicos de todo el mundo.
Desde el año 2003 los investigadores han podido utilizar esta tecnología para identificar especies animales. Pero hasta ahora, no funcionaba con las plantas. Ha sido necesario identificar una zona diferente del ADN que facilita un conjunto importante de características.
Control de plagas
Desde hace años, los científicos trabajan para lograr un acuerdo sobre la mejor manera de identificar las especies. Con el nuevo sistema, problemas como la propagación de plagas o enfermedades serán más fáciles de combatir. No será necesario esperar a un especialista en botánica para examinar una muestra e identificar una especie.
Asimismo, la nueva tecnología permitirá identificar la especie a partir de un fragmento de material, lo que será muy útil a la hora de determinar de donde procede la madera con la que se construyen muebles. En los controles que se realizan a los buques que transportan mobiliario a otros países, resulta muy difícil determinar si la madera con la que están fabricados procede de árboles protegidos. Sin embargo, gracias al ADN, se podrá comprobar rápidamente si esa madera procede de árboles cuya exportación es legal.
Los científicos esperan catalogar 500.000 especies en los próximos cinco años.

El desprecio con el que el hombre trata a su propio hogar crea monstruos imposibles. Un grupo de científicos y ecologistas ha encontrado en medio del océano Pacífico, a 1.000 kilómetros de Hawai y a cientos de cualquier frontera nacional, una isla de basura que, calculan, pueden tener el doble del tamaño del estado norteamericano de Texas, una extensión de casi 1,4 millones de kilómetros cuadrados. Y sigue creciendo. Los desperdicios humanos se agrupan en un remolino gigante provocado por la fuerza de los vientos y las corrientes que actúan en la zona. Al parecer, el vertedero flotante no es el único que existe disperso en los océanos del planeta. Los investigadores creen que hay cuatro más de dimensiones que asustan.
La isla sucia del Pacífico está compuesta por todo lo imaginable: bombillas, tapas de botellas, cepillos de dientes, objetos procedentes de las alcantarillas, boyas, aparejos y redes de pesca... Destacan sobre todo las pequeñas piezas de plástico, un material ligero y duradero que además está omnipresente en las sociedades modernas. Curiosamente, el plástico se ha dividido en millones de pequeñas piezas, algunas del tamaño de un grano de arroz. Es muy parecido al efecto que ejerce el mar sobre las rocas y la arena de la playa, pero, obviamente, sin pizca de belleza y mucho más lamentable.
Toxinas acumuladas
El detritus no sólo contamina las aguas, sino que también envenena a los peces, que ingieren las partículas de plástico más pequeñas. Los científicos de la Fundación de Investigación Marina Algalita han encontrado las mismas sustancias químicas que componen el plástico en los tejidos de los peces. Cuando un depredador, ya sea un animal más grande o el ser humano, se come el pescado contaminado, las toxinas pueden ser transmitidas y acumuladas en el cuerpo.
La isla de basura fue descubierta casualmente por el capitán Charles Moore hace ya una década, cuando volvía de una competición de vela en Hawai. Entonces no tenía este tamaño. El pasado verano volvió al lugar acompañado de tres organizaciones independientes de investigación para comprobar cómo se acumulaba la porquería. Uno de ellos, el proyecto Kaisei, con sede en San Francisco, se ha comprometido en la búsqueda de una manera de limpiar el parche. La montaña de basura se ha hecho tan popular que algunas figuras de Hollywood como Edward Norton o Ted Danson colaboran con organizaciones conservacionistas en la lucha por proteger los oceános y contra estos fenómenos. Moore cree que existen islas parecidas en los Sargazos, el Atlántico y la costa de Japón.

PASA ESTE VIDEO A TODOS TUS CONTACTOS AYUDANOS A DENUNCIARLO GRACIAS


No hay comentarios: