TOLEDO, CON LOS CINCO SENTIDOS
(Una visita diferente)
11/06/09
José Manzano (Frente al Espejo)
Como otras tantas veces, Elena es la que nos llama, solo que hoy es el día de Corpus Christi y ha amanecido un día espléndido, será caluroso pero radiante.
“¿Y si nos vamos a Toledo? “– nos pregunta.
“Bueno – decimos todos nosotros – pues si hay que ir, se va”.
La Puerta de la Bisagra es como casi todo allí una mezcla y superposición de culturas: la Antigua es del siglo XIII, de la conquista de Toledo por Alfonso VI, pero resulta que la Nueva es mas antigua porque es de origen musulmán, reconstruida en el siglo XVI por Carlos V, el rey que convirtió Toledo en la capital del Imperio. Grandiosa Toledo que lo mismo que Jerusalén es ciudad santa por las tres religiones: judía, cristiana y musulmana, ella es capital mundial de estas tres culturas.
Y de puerta a puerta, nos vamos a la del Sol, de estilo mozárabe con un arco de herradura y otro apuntado, entre los que hay un rosetón en relieve que representa la imposición de la casulla a San Ildefonso bajo el sol y la luna, de ahí el nombre. Pasito a pasito vamos subiendo la cuesta haciendo nuestra peregrinación hacia Zocodover , literalmente hombro con hombro, porque el Corpus en Toledo es el día grande y en Madrid era un día de fiesta y para compensar una cosa con la otra y ser originales, nos hemos trasvasado unos cuantos miles.
Ya en Zocodover, punto neurálgico de la ciudad desde los romanos y cuyo nombre árabe significa “mercado de las bestias”, comienza el paraíso del color y los aromas; nos recibe la plaza totalmente engalanada, todos los balcones con pendones y banderas multicolores donde se aprecia la fuerza de la tradición en la antigüedad de muchas de ellas.
Deambulamos por las calles de alrededor, camino de la Catedral, descubriendo el recorrido de la procesión que ya ha pasado, pero que se sigue fácilmente ya que las calles están entoldadas y decoradas completamente con flores y faroles y si cierras los ojos también lo puedes seguir, porque los aromas que permanecen en el aire son tan intensos que durarán todo el día. Hacemos nuestro concurso particular de ver quién acierta el olor: incienso, romero, tomillo, mejorana, espliego, rosas, claveles, jazmines, azahar…, total que todos ganamos.
Después de observar desde le mirador el río Tajo en el fondo del cortado y enfrente la Academia de Infantería y los montes de Toledo, combatimos intensamente la deshidratación con unas cervezas en el bar de la explanada y relajadamente contemplamos la mole que supone el edificio del Alcázar. Edificio mandado a construir por Carlos V sobre un antiguo castillo medieval, recuerdo que permanece en forma de almenas en una de las fachadas, siendo las otras renacentistas con distintos estilos, según la época de construcción. Hoy en día alberga el Museo del Ejército.
En mini-concilio acordamos que primero vamos a comer, lo primero es lo primero, y luego vamos a visitar algunos monumentos, concluyendo por la tarde en la visita a los patios toledanos que están de concurso y se pueden ver de 7 a 10 de la noche. Decididos, entramos de nuevo en el laberinto de calles de Toledo y tras unos cuantos intentos fallidos de que nos sirvan en bares y restaurantes por colapso general, nos compramos la materia prima en forma de barras de pan, embutido, queso y pastelillos típicos, junto con unos cuanto refrescos y nos encaminamos a un parquecito cerca del Monasterio de San Juan de los Reyes. En el parque armamos nuestras flautas de Pan y damos un concierto gastronómico sin necesidad de partitura, actuando el hambre como director de orquesta.
Con la fresca, 40º a la sombra, después de comer, nos vamos al Monasterio de San Juan de los Reyes, mandado a construir por los Reyes Católicos para los franciscanos, en conmemoración de la victoria en la Batalla de Toro (1476) contra Juana la Beltraneja, lo que puso fin a la confrontación por el trono de Castilla. El edificio es una muestra valiosa del gótico isabelino, mezcla del gótico mudejar y del flamígero. En su interior se puede visitar un precioso claustro profusamente decorado con motivos vegetales y representaciones humorísticas de animales: dragones, simios, aves fantásticas.
En la parte superior hay otro claustro con arcos de piedra donde se repite el lema “Tanto monta”, lema que no es original de los Reyes Católicos sino que alude al legendario episodio de Alejandro Magno, rey macedonio, pupilo de Aristóteles que vivió en el s. IV a.C, con el nudo gordiano, nudo complicadísimo que unía los caballos al carro real y que según el oráculo quién supiera deshacerlo conquistaría Asia. Alejandro cortó el nudo con su espada y proclamó “tanto monta” que se traduce como “da lo mismo”, cumpliéndose el oráculo ya que conquistó Asia y casi todo el mundo conocido.
Seguimos por la calle de Los Reyes Católicos hasta la Sinagoga de la María Blanca, otro crisol de culturas, siendo la Sinagoga Mayor de la judería toledana en el siglo XII, está construida en el mas puro arte mudéjar con cinco naves separadas por arcos de herradura sobre pilares octogonales, rematados con trabajados capiteles. En el siglo XV deja de ser sinagoga y se convierte en la iglesia de Santa María la Blanca. En 1791 fue destinada a cuartel de Infantería, construyéndose en su subsuelo 14 dependencias abovedadas. Desde 1930 es Monumento Nacional.
Seguimos hacia La Catedral que, aunque no podemos visitar su interior porque ya era la hora de cerrar, si que admiramos su fachada gótica, luego Pilar y Emilio nos llevan a tomar algo a una coqueta cafetería , construida sobre un patio toledano, lugar relajado y apacible que nos recarga las pilas y nos dispone para la siguiente etapa, antes de la visita a los patios.
Como hemos estado viendo la ciudad por dentro, ahora queremos verla desde fuera, así que nos subimos al autobús turístico que, como no, sale desde Zocodover. Instalados en el piso abierto de arriba, nos hacemos un recorrido por la otra margen del río Tajo, por la parte de Los Cigarrales y los Montes de Toledo, zona residencial y de hoteles donde está el Parador de Turismo. Se circunvala la ciudad y se aprecia una vista excepcional de la ciudad, que no es posible describir sino que hay que verlo.
Cigarrales, desde tiempo antaño, se denominan así, a fincas señoriales de recreo, el nombre proviene de la gran cantidad de cigarras que hay en verano y que se hacen presentes por su sonido característico, que por cierto, es el canto del macho, producido por unas membranas abdominales, para atraer a las hembras. ¡Hay que ver a lo que recurren algunos!. Al pasar por la Ermita de la Virgen del Valle, Julia nos cuenta que allí hay una campana que, el día de la Virgen, el primero de mayo, las solteras que quieren dejar de serlo, únicamente tienen que tocarla. No sé, no sé, a mi me convence mas el refrán español que dice que “para torear y para casarse, hay que arrimarse”.
VIDEO 4ºYa de noche, iniciamos la salida ordenada de Toledo, sin prisas, no sin antes tomar un refrigerio y con la sensación del deber cumplido: ¡Teniendo amigos no dejaremos nunca que el aburrimiento se adueñe de un día de fiesta!.
TEXTO:
JOSE MANZANO.
MIEMBRO DE LA RED SOCIAL FRENTE AL ESPEJO
1 comentario:
Gracias por el paseo, Pepe. Has sido mi mejor guía.
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