domingo, 7 de junio de 2009

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EL MADRID DE BENITO PEREZ GALDÓS…. Y ALGO MÁS. 

(Crónica de una excursión urbana) 

6 de junio de 2009 

Jose – Madrid (Frente al Espejo) 

Elena, Julia, Pepe y yo (Jose), amigos de Frente al Espejo, emergimos del subsuelo madrileño en la estación de metro de Gran Vía, enfrente del edificio de Telefónica, el día en que, con amenaza de lluvia, nos propusimos recorrer los lugares de Madrid que describió Don Benito Pérez Galdós en su novela Miau y todo lo que nos surgiera al paso, mientras el tiempo no nos lo impidiera. 

Os invito, amigos, a que compartáis la experiencia con nosotros a través de este escrito y valoréis si conseguimos el objetivo. 

La excursión comienza justo enfrente, en la calle Valverde, pero antes vamos a recordar algo de: 
La Gran Vía 
La apertura de la Gran Vía fue la operación de cirugía urbana y de renovación del casco antiguo más importante que se había realizado en España hasta ese momento. 

El proyecto de una gran avenida que atravesara el casco antiguo data de mediados del siglo XIX, justo cuando Haussmann estaba realizando lo propio en París Los costosos trámites y procesos de expropiación que requería tamaña obra la retrasaron innumerables veces. Pese a estos fracasos, la idea de que Madrid tuviera una gran avenida interior quedó fijada en la imaginación de los madrileños, e incluso fue recogida por el teatro popular en la zarzuela “La Gran Vía”, estrenada en el Teatro Felipe el 2 de enero de 1886, con letra de Felipe Pérez y música del maestro Chueca.. 
La Ley para la Construcción de Grandes Vías de 1904, facilitó las expropiaciones, y el proyecto fue realizado por los arquitectos municipales José López Sallaberry y Francisco Andrés Octavio. Se trataba de abrir un nuevo eje urbano para unir la calle de Alcalá y la antigua plaza de San Marcial, a costa de desfigurar la red viaria y el caserío existente que se interponía en su recorrido. 

Este nuevo eje se dividió en tres tramos; el primero desde la calle Alcalá hasta la Red de San Luis, en paralelo a la calle del Caballero de Gracia; el segundo seguía aproximadamente la calle de Jacometrezo hasta la plaza del Callao; y el tercero, venía a prolongar la calle de Preciados hasta la plaza de San Marcial –hoy plaza de España-. 

Las obras comenzaron en 1910; el primer tramo se concluyó en 1918 y los nuevos edificios que se levantaron venían a enfatizar la modernización de la ciudad, de sus gentes y de sus actividades económicas (Círculo Mercantil e Industrial, Hotel Roma, Casino Militar, la Unión y el Fénix, edificios Grassy y Gran Peña). El segundo tramo, fue construido entre 1922 y 1924, y el tercero entre 1926 y 1931. 

La Gran Vía se concibió como una zona de ocio y de negocio, como la puerta de entrada a un Madrid cosmopolita, donde abundaban cines, teatros, hoteles, restaurantes, salas de fiestas, y todo ello con un toque muy a lo Broadway. Hemingway decía que la Gran Vía era una mezcla entre Broadway y la Quinta Avenida. Se convirtió en el mejor escaparate de los locos años 20 madrileños, Estados Unidos estuvo siempre como modelo de estos nuevos establecimientos; empezaron a aparecer numerosos bares americanos que se distinguieron por las novedades, tanto en bebidas, como los cócteles perfeccionados por Perico Chicote, como los musicales caracterizados por el Jazz, fox-trot, y el charlestón. 

En cuanto a los bares americanos, causaron una gran conmoción en la tradicional cultura del organillo que los percibía como extraños lugares en donde era necesario encaramarse como un mono sentado en un alto taburete para llegar al mostrador, y en donde solía haber un idiota vestido de smoking fumando en pipa («La Gran Vía», Gutiérrez Solana ,1923). El primero en establecerse fue el Pidoux American Bar (avenida Conde de Peñalver, 7), al que le siguieron establecimientos como Miami, Zahara (a mitad de camino entre restaurante y moderna cafetería), y más tarde el Bar Automático, prototipo de establecimiento neoyorquino de comida rápida. 

Otros establecimientos interesantes y asombrosos para las gentes que llegaban a la ciudad eran, por ejemplo, los grandes almacenes como los Madrid-París (más tarde SEPU), tiendas de viajes que ofrecían destinos a países exóticos como Viajes Carco (situado en la planta baja de los almacenes antes mencionados), la tienda de discos Rekord en donde se vendían las novedades discográficas llegadas de Estados Unidos; grandes hoteles como el Roma, el Avenida, o el Florida, rascacielos como el edificio de la Telefónica o salas de espectáculos como Casa Blanca, el primer edificio madrileño que utilizó el innovador neón . Indudablemente estos bares y salas de espectáculos estaban inspirados en las comedias musicales norteamericanas que se veían en los cines. 

Precisamente entre 1920 y 1930 se empiezan a construir los grandes cines de la Gran Vía: el Rialto, el Actualidades, el Callao, el Avenida, el Palacio de la Música, y sobre todo el Palacio de la Prensa y el Capitol, dos edificios multifuncionales que aparte de cines, mezclaban oficinas, comercios, restaurantes y bares. 
Edificio de Telefónica 
Dirección: Gran Vía, 28.

Situado en el segundo tramo de la Gran Vía, fue construido entre 1925 y 1929 por el arquitecto Ignacio de Cárdenas Pastor para sede de la Compañía Telefónica Nacional de España. 

La Compañía, que fue fundada en 1924, era una filial de la empresa norteamericana ITT (International Telephone and Telegraph) hasta el año 1945 que fue nacionalizada, por lo que el edificio fue proyectado por el eminente arquitecto estadounidense Lewis S. Weeks, a quien se debe su estructura metálica hormigonada al estilo americano. No obstante, la resolución final del proyecto fue matizada por Cárdenas, quien supo conjugar el funcionalismo de Weeks con la arquitectura local, empleando para ello el barroco madrileño en el tratamiento de las fachadas. 

La Telefónica fue, en su momento, el edificio más alto de Madrid, sus 81 metros de altura inauguraron la temática del rascacielos en las calles de la ciudad, aunque formalmente no puede ser considerado como tal. Debido a su altura, durante la Guerra Civil fue utilizado por el ejército republicano como observatorio militar. Entre 1951 y 1955, y según estaba contemplado por Cárdenas, el edificio fue ampliado. 

Calle Valverde 
Situada en el lateral derecho del edificio de Telefónica, aquí empezamos a adentrarnos en el Madrid “galdosiano”. Primero se llamó Calle de las Victorias porque según se cuenta, aquí vivían las nietas de Juan Victoria de Bracamonte, conocidas por “las victorias”, doncellas cortejadas por el Caballero de Gracia, desde el siglo XVII recibe el nombre de Valverde porque conducía a la ermita de Nuestra Señora de Valverde, en el antiguo pueblo, hoy distrito, de Fuencarral, cuyo término municipal llegaba hasta aquí. 
En el número 22 nos encontramos la primera sorpresa: 

La Real Academia de las Ciencias

En 1582, durante el reinado de Felipe II, se creó la Academia de Matemáticas de Madrid, a instancias del arquitecto Juan Herrera, antecedente de la moderna Academia de Ciencias que fue fundada por real decreto el 7 de febrero de 1834. 
En 1897, se traslada desde la Torre de los Lujanes en la plaza de la Villa a su sede actual en la calle Valverde, números 22 y 24, locales que hasta ese momento, ocupaba la Real Academia Española. 

El edificio fue proyectado por el arquitecto Juan Antonio Cuervo en 1794. 

Benito Pérez Galdós 
(Las Palmas de Gran Canaria, 10 de mayo de 1843 - Madrid, 4 de enero de 1920) fue un novelista, dramaturgo y cronista español. Se trata de uno de los principales representantes de la novela realista del siglo XIX y uno de los más importantes escritores en lengua española. Fue periodista, corresponsal en París y asiduo en Madrid de las famosas tertulias de finales del s.XIX. 

Permaneció soltero, aunque tuvo una hija natural en 1891 de una madre que se suicidó posteriormente, Lorenza Cobián. También se conoce bien su relación con la actriz Concha Morell y con la novelista Emilia Pardo Bazán. 
Ingresó en la Real Academia Española en 1889. En 1890 y 1891 representando al partido liberal de Sagasta, fue elegido diputado por Puerto Rico . Habiéndose unido a las fuerzas políticas republicanas, Madrid lo eligió representante en las Cortes de 1907. En 1909 fue jefe, junto a Pablo Iglesias, de la coalición republicano-socialista, pero él, que «no se sentía político» se apartó enseguida de las luchas «por el acta y la farsa» y se dedicó de nuevo a la novela y al teatro. 

Episodios Nacionales. Se trata de 46 episodios que arrancan con la batalla de Trafalgar (1805), la Guerra de la independencia, 1808 y concluyen con la Restauración borbónica en España, 1885. 
Doña Perfecta. Novela sobre la intolerancia religiosa en una ciudad imaginaria de inmovilismo cerril 

Fortunata y Jacinta. Dos mujeres de distinta clase social se enamoran del mismo hombre Juan Cruz, típico señorito acomodado, indolente y licencioso. Jacinta de clase social alta se casa con Juan Cruz, estéril e infeliz, termina adoptando al hijo que tiene su marido con Fortunata, la amante, que termina en un final trágico. 

MIAU 
Ha transcurrido más de un siglo desde que Benito Pérez Galdós escribió su obra Miau, a finales del siglo XIX. En este texto -de corte realista y posterior a su obra cumbre, Fortunata y Jacinta- Galdós describe minuciosamente lugares, calles y casas del Madrid decimonónico, concretamente en la zona de Las Comendadoras. Esta precisión a la hora de dibujar los escenarios permite identificar y recorrer todavía hoy muchos de estos lugares que le sirvieron de inspiración.

Cuando Benito Pérez Galdós se encontraba en el mejor momento de su actividad creadora, en 1888, publica Miau, una novela centrada en la figura de un funcionario cesante, Don Ramón Villamil, en la época en que se alternaba el poder entre Cánovas del Castillo y Sagasta.

Miau cuenta la historia de tres mujeres que viven por encima de sus posibilidades, la de un niño con mala salud, Luisito, que ve a Dios en sueños, y la de su padre, Víctor Cadalso, un hombre sin escrúpulos que triunfa a pesar de su conducta reprobable. En definitiva, es la historia de la familia Villamil, que, venida a menos, ha de buscarse el sustento en la caridad de los demás.

Perdidos en la calle

Entre las calles que recorría Luisito figura la calle de los Reyes, donde, en el número 5, todavía se encuentra en pie la casa en la que Galdós se inspiró para ubicar la vivienda de Quintina, hermana de Víctor Cadalso. Ella, que tiene una situación bastante acomodada gracias a un negocio de productos religiosos, se hará cargo del niño para sacarle de la miseria.

Muy cerca de este lugar, en la calle Puebla, se encuentra el convento de las Mercedarias de Juan de Alarcón. En el camino hacia este edificio, en la misma vía, aparece la iglesia de San Antonio de los Alemanes, una joya del patrimonio artístico de Madrid, que fue hospital portugués en el siglo XVII.

“Luisito al entrar en la calle de la Puebla iba tan fatigado que para recobrar las fuerzas se sentó en el escalón de una de las tres puertas con rejas que tiene en dicha calle el convento de Don Juan de Alarcón. Lo mismo fue sentarse sobre la fría piedra que sentirse acometido de un profundo sueño, no desconocido para el muchacho”. Así relata Galdós la primera visión del niño, en un convento ahora convertido en colegio, que fue fundado por doña María de Miranda en el año 1609, aunque lleva el nombre de su albacea, quien se encargó de terminarlo. 

Calle de la Puebla 
Convento de Don Juan de Alarcón 

Se trata del convento de Nuestra Señora de la Concepción, de religiosas mercenarias descalzas, y que vulgarmente se le conoce con el nombre de Don Juan de Alarcón. Fue fundado en 1609 por el sacerdote Don Juan Pacheco de Alarcón en cumplimiento de la última voluntad de doña María de Miranda, viuda de don Juan Arista de Zúñiga, señor de Montalvo. 

Poco se sabe de la construcción de este templo ni de quien fue su arquitecto; únicamente se sabe que en 1656 se terminó la iglesia y que en 1671 reforma el conjunto el arquitecto Gaspar de la Peña. En cuanto al edificio, es un típico ejemplo del barroco madrileño de la primera mitad del siglo XVII, siguiendo en el exterior el modelo marcado por la Encarnación. 
Esquina La Puebla con Corredera Baja de San Pablo 

Iglesia de San Antonio de los Alemanes 

Dedicada a San Antonio de Padua, fue fundada en 1606 por Felipe III, quien con la mediación del Consejo de Portugal, quiso ofrecer esta iglesia y hospital a los portugueses que vivían en Madrid, por lo que pronto se la conoció con el nombre de San Antonio de los Portugueses. 

Al independizarse Portugal de la monarquía española a partir de 1640, el edificio quedó vacío, y en 1689, la regente Mariana de Austria decidió cederla al séquito de alemanes católicos que vinieron a Madrid acompañando a Mariana de Neoburbo, quien debía contraer matrimonio con Carlos II. A partir de ese momento va a ser conocida como San Antonio de los Alemanes. 
En 1702, Felipe V concedió la administración del recinto a la Hermandad del Refugio, que hoy en día sigue lo sigue regentado. El edificio fue construido a partir de 1624 por Francisco Seseña según un proyecto del jesuita Pedro Sánchez por Francisco Seseña. 

Una curiosidad es la planta oval de la iglesia, una de las más bellas de la ciudad, sobre todo su interior, todo ello pintado al fresco por Lucas Jordán, Francisco Carreño, y Francisco Ricci. También es de destacar el soberbio retablo mayor, realizado a mediados del siglo XVIII por el arquitecto Miguel Fernández, con esculturas de Francisco Gutiérrez. 
Teatro Lara 
Situado en la Corredera Baja de San Pablo, fue construido entre 1879 y 1880 por el arquitecto Carlos Velasco y Peinado, sobre los bajos de una casa de vecindad propiedad del promotor del teatro, el financiero Cándido Lara, y de quien el edificio ha tomado su nombre. 

Su interior está formado por un patio de butacas, dos pisos de palcos y un anfiteatro. En 1916, fue reformado por el arquitecto Pedro Mathet y Rodríguez, quien dotó a la fachada de un gusto modernista y amplió el vestíbulo principal. Declarado edificio de interés nacional. 

Calle del Pez 
Galdós relata que don Ramón Villamil, ante las penas que pasa su familia, escribe cartas “al jefe del personal, al señor de Pez, a Sánchez Botín y a todos los que puedan sacarme de esta situación”. De esta forma, Luisito, convertido en mensajero, recorre las céntricas calles de Madrid, como la calle del Pez, muy bulliciosa en la época de Galdós. Esta vía debe su nombre a una placa de granito del siglo XVI que mandó hacer Juan Coronel para consolar a su hija, triste tras morir el último pez de los encontrados en las pozas hechas en la zona para regar los cultivos. 
Teatro Alfil (Calle del Pez, 10) 
Aunque no pertenece a la escenografía “galdosiana”, merece la pena hacer una referencia a este teatro que tiene más de 50 años de historia; comenzó siendo un cine de sesión doble frecuentado por universitarios en los años cincuenta. En los 60 pasó a ser teatro y cabaret, evolucionó en los 70 a sala de teatro de vanguardia, donde podían verse obras de Maiakovski, poeta de la revolución rusa, para convertirse en los 80 en uno de los focos de la movida madrileña. En esa época se oyeron aquí algunos de los mejores conciertos e incluso se realizaron grabaciones de discos de los grupos de la movida. Actualmente es sede del grupo de teatro Yllana. 
Continuando por la calle del Pez al final en la acera derecha junto a la fachada de un edificio que hablaremos a continuación, hay una estatua de bronce, homenaje del ayuntamiento de Madrid a los estudiantes universitarios, ya que la sede de la antigua Universidad Central está a la vuelta de la esquina en la calle San Bernardo. La estatua es de una joven de pie leyendo un libro abierto de texto apoyada contra la pared. 
Palacio del Marqués de Guadalcazar 

Esquina calle del Pez con SanBernardo

También conocido como Palacio Bauer, fue construido en el siglo XVIII para residencia de los marqueses de Guadalcázar sobre un solar que antes había pertenecido al Noviciado de la Compañía de Jesús. El edificio está compuesto por sótano, plantas baja, principal y ático, y presenta dos fachadas principales en esquina en las que predomina la sillería del zócalo, el ladrillo de los muros y la piedra blanca de impostas y molduras. 
A finales del siglo XIX la familia de banqueros Baüer adquirió el palacio y encargó importantes reformas y la dotación de nuevos aires decorativos. El nuevo palacio empezó a ser famoso en Madrid tanto por la inclinación que tenían sus dueños hacia las obras de arte como por las fiestas y bailes que se celebraban en sus salones. 

En 1940 fue adquirido por el Estado con objeto de transformarlo en la sede del Real Conservatorio de Música y Declamación. En 1952 también fue instalada en el palacio la Escuela de Arte Dramático y Danza, pero en 1966 ambas instituciones retornaron a las dependencias del Teatro Real, pues éste reabría sus puertas. En 1972 fue declarado Monumento Nacional y el arquitecto Manuel González Valcárcel se encargó de reformarlo con el fin de devolverle su aspecto original y sus decoraciones interiores. Desde entonces el palacio acoge las dependencias de la Escuela Superior de Canto y de la Sociedad de Amigos de la Música. 


Calle San Bernardo 
Ministerio de Justicia 


También conocido como Palacio de la Marquesa de la Sonora, en 1763, el marqués de Grimaldo encargó al arquitecto José Serrano la construcción en dicho solar de un palacio que fue destruido en 1789 por un incendio.En 1797, el solar fue adquirido por doña María Josefa Gálvez y Valenzuela -marquesa de la Sonora-, quien encargó al arquitecto Evaristo del Castillo la construcción del edificio actual. 

Ya en el siglo XIX, el palacio fue adquirido por un particular quien en 1851 lo vendió al Estado, destinándolo a albergar el Ministerio de Justicia, función que todavía hoy continúa desempeñando 

El edificio es de tres plantas y fue construido en granito, piedra de Colmenar y ladrillo rojo, como era costumbre en el siglo XVIII. Fue reformado entre 1942 y 1949 por el arquitecto Javier Barroso Ladrón de Guevara, quien introdujo las torres de la esquina siguiendo el estilo herreriano tan característico de esos años de la posguerra. 

Antigua Universidad Central 
Este edificio de la antigua Universidad Central está situado sobre el solar del antiguo Noviciado de jesuitas, fundado en 1602 por Ana Félix de Guzmán, marquesa de Camarasa. Tras la expulsión de los jesuitas en 1769, el edificio pasó a albergar la comunidad de Padres del Salvador. En 1836, con la desamortización de Mendizábal, el edificio pasó a ser propiedad del Estado y en 1843 lo destinó a sede de la Universidad Central. 

Esta universidad no es otra que la antigua Universidad Complutense, que fue traslada a Madrid desde Alcalá de Henares el 29 de octubre de 1836, por orden de la reina regente María Cristina de Borbón , ubicándose sucesivamente en el antiguo Seminario de Nobles, en el convento de las Salesas Nuevas y en este edificio. Entre 1840 y 1843 se trasladaron los fondos de la biblioteca alcalaína, unos 26.000 volúmenes, entre ellos el ejemplar, único en España, de la Biblia Políglota Complutense. 

La proliferación de facultadas dejó pequeño el edificio,por lo que a partir de 1927 se comenzó a construir en parte de los terrenos de la Moncloa la Ciudad Universitaria. La destrucción de la misma durante la Guerra Civil, hizo que el viejo edificio de la calle Noviciado siguiera siendo utilizado como recinto universitario durante varios años más. Recientemente, el edificio ha sido utilizado como sede de la Asamblea de Madrid, hasta el traslado de ésta a su definitivo emplazamiento en el Distrito de Vallecas. 
En cuanto al edificio, nada queda ya del antiguo noviciado después de las reformas que se emprendieron para instalar la universidad. La Primera reforma fue obra de Javier de Mariátegui, pero fue Narciso Pascual y Colomer quien posteriormente le dio su configuración académica, sobre todo con la construcción del Paraninfo sobre la antigua iglesia del noviciado. 

Calle del Espiritu Santo 
Después de una parada técnica en un cafetería de la calle San Bernardo, continuamos subiendo hasta encontrarnos con la calle del Espiritu Santo que tomamos a la derecha, continuando por ella hasta el cruce con la calle de San Andrés que tomamos hacia la izquierda y la recorremos hasta el cruce con la calle

San Vicente Ferrer, en donde nos encontramos otra sorpresa:

Entre los comercios más bellos que aún sobreviven hay que resaltar, en San Vicente esquina a San Andrés, la Farmacia Juanse, de 1924, cuya fachada de azulejos es obra de Marcelino Domingo y Enrique Guijo, y la Antigua Huevería, de 1908, obra de Enrique Guijo. Ambas fachadas estaban tapadas con yeso en la posguerra para evitar pagar un impuesto especial que gravaba los anuncios y fueron rescatadas por la Asociación de vecinos del barrio a finales de los años 70. 

Un poco mas adelante en la calle San Andrés se observa la fachada en ladrillo rojo de una antigua fábrica de hielo, hoy convertida en viviendas. 

Siguiendo por la calle de San Vicente, a la derecha entramos en otro de los escenarios de Peréz Galdós ahora no relacionado con Miau, sino con la gesta del pueblo de Madrid: 
Calle del 2 de Mayo 
Convento de las Maravilla (Parroquia de San Justo y Pastor)

Se trata de la iglesia del antiguo Monasterio de San Antón, de religiosas carmelitas recoletas, más conocido por el nombre de las Maravillas debido a una imagen de la Virgen que se veneraba en su interior. El origen de este convento se remonta a un recogimiento de doncellas fundado en 1612 por Juana de Barahona en la calle Hortaleza. 

Este convento que da a dos calles: de la Palma y del 2 de Mayo, cuentan las crónica que durante la lucha en defensa del Parque de Monteleón, las monjas levantaron su clausura y atendieron indistintamente a los heridos de los soldados franceses que atacaban por la calle de la Palma, como de los defensores españoles que estaban en la actual calle del 2 de Mayo. Una monja de origen francés atendía a las llamadas de los soldados heridos franceses. La misericordia y caridad de estas monjas de clausura hermanó en el dolor a unos y a otros. 

Parque de Monteleón – Monumento a Daoiz y Velarde 

Realizado por Antonio Solá en 1822, representa a los primeros héroes de la Guerra de la Independencia. Ubicado inicialmente en el Parterre del Retiro, fue trasladado temporalmente al Museo de Escultura, enclavándose definitivamente en 1869 en la plaza del Dos de Mayo, junto al arco del viejo Parque de Artillería de Monteleón. 
En este paraje, se encontraba el palacio de los marqueses del Valle, duques de Monteleón y de Terranova. Convertido posteriormente en parque de artillería, fue escenario de la heroica resistencia del pueblo de Madrid contra la invasión francesa, el 2 de mayo de 1808, siendo sus primeros protagonistas el capitán de artillería Luis Daoíz y el oficial Pedro Velarde. 
Vuelta a la calle San Bernardo 

La residencia que el escritor canario eligió para sus personajes estaba emplazada muy cerca de la iglesia-convento de las Salesas Nuevas, que se levanta en la calle San Bernardo, nº 72, a la que la familia acudía a rezar el rosario. Este edificio de estilo neoclásico, muy sobrio, sufrió los efectos de la desamortización de Mendizábal y fue sede de la Universidad Complutense en 1842. 
Enfrente de este edificio se encuentra la iglesia de Montserrat, lugar en el que Luisito juega con su amigo Silvestre Murillo, hijo del Sacristán. Ocupad por benedictinos desde 1645, este templo del siglo XVIII sufrió como tantos otros la desamortización de Mendizábal, tras la cual dejó de ser convento para convertirse tan sólo en iglesia. 

Las dependencias conventuales de esta obra de Pedro de Rivera, ahora dedicadas a una residencia de mayores, se transformaron en la primera cárcel de mujeres de Madrid. Desde la iglesia, tras la cancela del coro, cuenta Galdós que se oía a cientos de presas rezar. En aquellos años ya se encontraba en el templo el Cristo de Cuero, una escultura realizada en piel de vaca y con pelo humano, réplica del que se encuentra en la catedral de Burgos. 
Galdós cuenta en Miau que Luisito sufría unos desmayos en los que se le aparecía Dios en forma de un ciego pobre. Tanto preocupaban al niño el murmullo de las presas como la figura tenebrosa, que intentaba no caer en uno de sus desmayos porque temía que, en vez del apacible ciego, cobrara vida el Cristo de Cuero. 

Convento de las Salesas Nuevas 

Se trata del segundo monasterio que las religiosas de la Orden de San Francisco de Sales abrieron en Madrid tras su establecimiento en la ciudad en 1748; por esta razón, este segundo monasterio es conocido por el nombre de las `Salesas Nuevas`. 
El convento, fue fundado en 1798 por doña María Luisa Centurión y Velasco, marquesa viuda de Villena y Estepa, sobre unas casas de su propiedad que había adquirido el 18 de junio de 1794 a don Ángel de Carvajal, Zúñiga y Lancaster, duque de Abrantes y Linares. 

En cuanto al edificio, recientes publicaciones lo adjudican al arquitecto neoclásico Manuel Bradi, quien supuestamente lo construyó entre 1798 y 1801. La iglesia, que en palabras de Madoz es pequeña pero linda, consta de un salón rectangular sin capillas. La fachada, por su parte, presenta cuatro pilastras toscanas de granito sobre un zócalo, sobre las que se sitúa un frontispicio triangular. Encima de la puerta, decorada con un frontón semicircular, se sitúa un relieve que representa a San Francisco de Sales fundando la orden junto con Santa Juana Fremiot. 

Por último, decir que en 1836 con motivo de la exclaustración, el convento fue transformado en edificio de la Universidad Central, trasladándose las religiosas a las Salesas Reales, en donde estuvieron hasta que en 1843, la Universidad se trasladó al antiguo Noviciado de jesuitas, por lo que pudieron regresar a su antiguo convento. 

Convento de Nuestra Señora de Monserrat

Se trata del Monasterio de benedictinos de Nuestra Señora de Montserrat, fundado por Felipe IV en 1642 para acoger a los monjes castellanos que vinieron de Montserrat durante la sublevación de Cataluña.

En un principio, el convento se situó en la quinta del Condestable de Castilla situada en las inmediaciones del arroyo Abroñigal, y allí estuvieron los religiosos hasta que en 1704 fueron trasladados al presente edificio situado en la calle de San Bernardo, y que todavía estaba en fase de construcción. 
En 1836, con la exclaustración, el convento se convirtió en Casa-Galera y cárcel de mujeres, quedando únicamente su iglesia como templo. Posteriormente, el convento pasó de nuevo a la Orden de los benedictinos, convirtiéndose en Priorato del Monasterio de Santo Domingo de Silos, función que continúa desempeñando actualmente. 

En cuanto al edificio, a pesar de que fue trazado en 1668 por el arquitecto de la Villa, Sebastián Herrera Barnuevo, no fue hasta 1720 cuando finalizaron las obras. Aparte de Herrera, intervinieron en su construcción una larga lista de importantes arquitectos, entre Pedro de Ribera que realizó la decoración de la portada y la única torre de las dos proyectadas. 
Declarado Monumento Nacional el 19 de agosto de 1914, fue restaurado en 1983 por la Dirección General de Bellas Artes. 

Calle Quiñones 
La casa en la que se inspiró Galdós para ubicar el domicilio familiar de la familia Villamil, “estaba en la calle de Quiñones, frente a la cárcel de mujeres”, en concreto en el primer piso del número 3. Toda esta zona, que se ha convertido en un barrio residencial, conserva su estructura tal y como lo contempló Galdós. 

Plaza de las Comendadoras

Otro escenario en el que Pérez Galdós sitúa muchos episodios de su novela es la plaza de las Comendadoras, al final de la calle Quiñones. A ella bajaban las madres con sus hijos y Luisito con su abuela. La plaza se cierra con edificios restaurados y el convento e iglesia de las Comendadoras de la Orden de Santiago (siglo XVII), donde Víctor Cadalso se cita con su cuñada para proponerle que se fugue con él. 


Situado en la plazuela a que da nombre, este monasterio de religiosas de la Orden Militar de Santiago, fue fundado por Felipe IV en 1650 con la hacienda que para tal efecto había dejado en 1584, don Iñigo Zapata de Cárdenas, presidente del Consejo de Órdenes, y doña Isabel de Avellaneda, su mujer. 

En cuanto al edificio, es obra de los arquitectos Manuel y José del Olmo, las obras comenzaron en 1667, prolongándose durante treinta años. 

Del monasterio, lo más destacable es sin ninguna duda la iglesia, constituida por una planta de cruz griega, con las extremidades en semicírculo, y en el centro, una hermosa cúpula sobre pechinas y pilares achaflanados, formando parte de su decoración el famoso lienzo de Lucas Jordán, La Batalla de Clavijo. En cuanto a la fachada, consta de un pórtico de ingreso formado por tres arcos de medio punto -muy del estilo de la Encarnación- flanqueado por dos torres. En la hornacina alta, es interesante el grupo escultórico que representa a Santiago Matamoros. 

Por otra parte, el conjunto fue enriquecido con la construcción en el ángulo nororiental del convento de una bella sacristía -conocida como la de los caballeros-, y que fue realizada por Francisco Moradillo en 1746 y 1753 como encargo del rey Fernando VI. 

Por último, decir que las dependencias del convento -que durante más de un siglo no fueron otra cosa que un conjunto de casas alrededor de la iglesia- fueron reorganizadas por Francisco Sabatini en 1773, quien le confirió su aspecto actual. 
Calle Amaniel 

Archivo Regional 
Situado en la calle Amaniel, ocupa las dependencias de lo que antaño fue la fábrica de Cervezas Mahou, construida entre 1892 y 1894 por el arquitecto Francisco Andrés Octavio, y ampliada posteriormente por José López Salaberry. 
Provista de compresores frigoríficos, la fábrica de Mahou representó un avance para la tecnología de su tiempo, llegando a convertirse en uno de los complejos industriales más importantes de la zona. Tras trasladarse la fábrica al Paseo Imperial, el edificio quedó abandonado, sufriendo un enorme deterioro hasta que se hizo cargo de él la Comunidad Autónoma de Madrid, la cual llevó a cabo una remodelación profunda con vistas a albergar la sede del Archivo Regional, función que en la actualidad continúa desempeñando. 
Calle del limón 
Antaño toda esta zona eran huertas y cultivos. Había limoneros y naranjos, de ahí que la plaza en donde se emplazaba el colegio de Luisito, fuera conocida como Plaza del Limón, hoy en día esa plaza es la de los Guardias de Corps. 

En este lugar también se ubica el emblemático edificio del  

Este Centro Cultural, perteneciente al Ayuntamiento de Madrid, ocupa el rehabilitado Cuartel del Conde Duque. Fue mandado construir por Felipe V en 1717 para albergar a las compañías de los Reales Guardias de Corps, un cuerpo militar de élite que había sido creado en 1704 para la custodia y escolta de los reyes. 
La realización del proyecto fue encomendada al arquitecto Pedro de Ribera -por entonces maestro mayor de obras -, quien lo concibió como un grandioso cuartel de estilo francés. El nombre de Conde Duque le viene por estar asentado sobre el solar que ocupó el palacio del Conde de Aranda y Duque de Peñaranda, y no como erróneamente se viene identificando con el palacio del Conde Duque de Olivares, error que se remonta a los escritos realizados por Mesonero Romanos en el siglo XIX. 

En cuanto al edificio, de unas enormes dimensiones -puesto que albergaría a seiscientos guardias y cuatrocientos caballos- fue durante mucho tiempo el más grande de Madrid. Su planta es un paralelogramo rectángulo, y consta de tres patios rectangulares, siendo el central más amplio que los laterales. Destaca la portada principal, de estilo churrigueresco, la cual consta de dos pilastras rústicas sobre la que se sitúa una forma extravagante –que para Madoz (1848) era como una “pelleja puesta a secar”-, en donde se puede leer la siguiente inscripción: “Reinando Felipe V. Año de 1720”. Corona la portada el escudo Real. 

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 capitulo II



En 1854 fue destinado a cuartel de Caballería. Al producirse un incendio en 1869, se abandonó el edificio pues buena parte de él había sido pasto de las llamas.En 1969 lo adquirió el Ayuntamiento de Madrid y encargó sus obras de rehabilitación a Julio Cano Lasso, con el propósito de devolver al edificio sus trazas originales y de contar con un edificio adecuado para albergar un centro cultural en el que se instalaría la Biblioteca Municipal, el Archivo de Villa, la Hemeroteca Municipal, un instituto arqueológico, además de otras dependencias municipales. Recientemente se ha instalado aquí la sede del Museo de Arte Contemporáneo del ayuntamiento. 
Exposiciones 
Continuamos la visita entrando al Cuartel del Conde Duque donde hemos podido visitar sus patios interiores y tres exposiciones temporales: 

ISIDRO VELÁZQUEZ arquitecto del Madrid Fernandino

Este arquitecto, diseñó entre otras muchas cosas el monumento a los héroes del 2 de Mayo en la Plaza de la Lealtad y la Fuente Egipcia del Parque del Retiro. 
LO EXQUISITO. Artes suntuarias del siglo XVIII del Museo de Historia

Distinguidos objetos de lujo fabricados en porcelana, cristal o plata, o piezas complejas como relojes, tapices o muebles son los que configuran el eje central de la exposición, 

ZABALETA 101

Exposición antológica celebrando el centenario del pintor andaluz, Rafael Zabaleta Fuentes, nacido en Quesada, Jaén, el 6 de noviembre de 1907. 


De esta manera terminamos la mañana y siguiendo la calle del Limón hasta San Bernardino nos fuimos a comer al Rey de los Tallarines. 

Por la tarde como aún no había comenzado a llover decidimos continuar la visita y “madrid a través” nos fuimos al : 

Mercado de San Miguel 
Este mercado tras una profunda remodelación interna, se ha reabierto en mayo del 2009 con un nuevo concepto de calidad y con posibilidad de degustación de los productos expuestos. Pretende ser también un espacio cultural con conferencias y música en vivo. 
Instalado en su origen al aire libre, en 1835 se realiza un proyecto, por Joaquín Henri, para cubrirlo, del que sólo se ejecutan más que unas portadas, eliminando el mal efecto que a la plaza le producían los cajones dispares en los comerciantes. En 1911 se encarga el proyecto definitivo a Alfonso Dubé y se finaliza en 1916, es un ejemplo de la arquitectura denominada “del hierro” con marcadas reminiscencias modernista. Consta de una planta baja con estructura metálica de soportes de hierro fundido y un sótano para almacenes. 

Como aún nos queda mucha tarde seguimos caminando y atravesamos la Plaza Mayor, como siempre impresionante, combinando la majestuosidad de sus arcadas y balcones con la mezcla variopinta, cosmopolita y multicolor de la gente, hierático nos mira Felipe III y su caballo. Salimos de la Plaza Mayor y nos encaminamos por la calle de la Bolsa a la Plaza de Santa Ana, bulliciosa y atestadas sus terrazas. 

En la misma Plaza enfrente del Teatro Español rendimos nuestro pequeño homenaje a Federico García Lorca fotografiándonos Pepe a su vera y continuamos por la calle del Príncipe a coger la carrera de San Jerónimo, camino del Retiro que nos lo hemos marcado como destino final 

Bajo la mirada de los leones de las Cortes (Daoiz y Velarde) nos metemos en el Palace para admirar la cúpula de cristal multicolor del hall que siempre me recuerda la película del Titanic. Al salir nos saludan las marionetas del Carrillón del edificio Grupama, son las seis en punto de la tarde. 
Atravesando el paseo del Prado, le dedicamos un recuerdo al árbol al que se encadenó la Baronesa Tyssen, ¡que suerte tienen algunos! y visitamos el monumento a los caídos en la plaza de la Lealtad. 

Por la puerta del edificio de la Bolsa subimos hacia el Retiro y decidimos entrar por la puerta del Parterre, que está enfrente del Casón del Buén Retiro, al fondo vemos la alegoría al teatro en forma de Vestal greco romana que hizo Victorio Macho a la memoria de Jacinto Benavente, y justo al entrar a la izquierda nos vamos derechos a visitar al ser vivo mas antiguo de todo el Parque del Retiro: 

El Ciprés Calvo 
¡Que cosas tienen los madrileños! Resulta que esta preciosidad de árbol ni es ciprés ni, gracias a Dios, está calvo. Su nombre científico es «Taxodium mucronatum». Con su follaje pardo amarillento en otoño e invierno y verde intenso en las demás épocas del año. Su porte es majestuoso, con las ramas que salen del tronco principal en forma de candelabro y sus estrechas hojas que se asemejan a las del tejo. 

Es un árbol oriundo del sur de Texas, Méjico y Guatemala

Donde puede llegar a alcanzar dimensiones asombrosas como el famoso ejemplar de Santa María de Tula, un pueblo del estado de Oaxaca en Méjico, donde existe un ejemplar con un tronco de 52 metros de perímetro, considerado por muchos como el árbol más grueso del mundo, habiéndosele calculado una edad entre 2.000 y 6.000 años.

Nuestro ciprés es el ejemplar más antiguo del Parque del Retiro y muy probablemente de todo Madrid. Procede de Méjico y fue plantado en el año 1633, momento en el que se estaba construyendo el Palacio

de recreo del Buen Retiro (1632-1640). 
Con el estallido de la Guerra de Independencia en 1808, el Real Sitio del Buen Retiro se convirtió en un improvisado baluarte defensivo para las tropas de ocupación francesas que talaron gran parte del arbolado, a excepción de este ejemplar, pues su horcadura fue aprovechada por los franceses para instalar una batería de artillería. Afortunadamente, este árbol sobrevivió a la contienda y todavía hoy podemos contemplar su belleza y exotismo. 
La última visita 

Desde aquí nos hemos ido a la Feria del Libro que como siempre, está en el Paseo de Coches del Retiro entreteniéndonos antes en mirar una vez mas, cosas tan conocidas como la fuente de la Alcachofa, la fuente egipcia, el monumento a Alfonso XII, el estanque o la fuente de los Galápagos. 

En la Feria del Libro nos hemos dedicado a ver a los escritores conocidos firmando ejemplares y si, hemos contribuido a paliar la crisis, porque Julia se compró un libro de poesía que le firmó Julio Llamazares. 

Con la caída de la tarde y sin llovernos nos fuimos los cuatro para casa con la sensación de que el día nos había dado bastante de sí. 

Ahora, lo mejor de todo, la compañía.

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