domingo, 7 de febrero de 2010

planeta tierra, la locura del hombre inteligente, y sus inventos destructivos


Que triste es mi día, mi noche, ¿que mal hice yo?, para sufrir, sin sentido sin razón, que egoísmo sin acción, si sentido, sin razón, mis riquezas yo las doy, sin pedir nada ha cambio, sin pedir explicación, no sabéis vosotros que el tiempo pasa, sin detenerse, que yo avanzo hacia delante sin mirar atrás, por que no se puede mirar atrás, quien quiera ir hacia delante. A través del tiempo el hombre no supo entender , que todo lo que me rodea ni se crea ni se destruye, tan solo se transforma. La conexión entre todos los seres humanos debe de ser una, sin fronteras visuales, ni terrenales, por que vivimos todos en una pequeña isla, una isla llamado planeta tierra, el mar es el universo, que nos cubre con su manto de constelaciones, planetas, estrellas, el hombre desde hace años a querido conquistar el universo, si saber que yo aporto, todo lo que necesita para su existencia, que no hay que buscar donde no hay, que donde hay tan solo se tienen que recoger.

Los mayores avances que el hombre asta hoy ha soñado, la madre naturaleza se lo ha ido dando, poco a poco, solo dependiendo de sus propias necesidades y en cambio, el hombre a maltratado su entorno, ha creado su destrucción, las bombas, herramientas de destrucción, del egoísmo, del poder, y la conquista, una conquista, donde su único camino es la soledad, y el silencio, hoy en el siglo XXI, después de tantos años de convivencia, el hombre no a sabido compartir. Que nadie piense que es eterno, ni tan siquiera yo lo soy, que la mayor riqueza no es aquella, que se recoge, la mayor riqueza es la que se da, la que se comparte, la que sin pedir nada a cambio, une a pueblos enteros, con sus logros, que ningún ser humano se guarde para si sus pensamientos, que ningún gobierno, se guarde para si su poder y sus conocimientos, yo no acuso a nadie, de su propia destrucción, pero si acuso a la humanidad de destruirme a mi. Hasta cuando vamos a tener que llorar, hasta cuando vamos a tener que guardar silencio.
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3 comentarios:

meg dijo...

Los hombres podemos expresar nuestros sentimientos, Pepe, pero los gobernantes sólo expondran sus intereses. Los que les marcan los bancos, la iglesia,los comerciantes, las multinacionales y las petroleras...

¿Valen para algo los mea culpa entonadospor la OMS, que se ha sentido engañada por el asunto del lagripe aviar?. Yo no vaqle de nada. Se haqn vendido millone3s de vacunas, han sobrado en todoe l mundo y no se sabe qué hacer con ellas y se han enriquecido yuna docena de sinvergüenzas que se ríen ahora de lo fácil que es provocar el pánico mundial.

Es para echarse a temblar y para dudar y llorar, efectivamente, Pepe. Y cuando nos hayamos secado las lágrimas, tendremos los ojos secos para ver a los niños soldados jugando con las metralletas y mimetizando a los señores de la guerra...

Dios nos coja confesados.O quien sea. Serenidad, amigo Pepe, y besos.

ANRAFERA dijo...

Enhorabuena por el artículo. Tienes toda la razón. Muy bueno. Saludos.

Anónimo dijo...

¿Adónde nos lleva la tecnología? El periódico The Globe and Mail, de Toronto, Canadá, informó el 22 de enero de 1987 lo siguiente, tomado de un discurso por Ivan L. Head, presidente del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo:
“Un cálculo confiable es que, de cada cuatro científicos y tecnólogos del mundo que participan en investigación y desarrollo, uno trabaja en armas. [...] A la proporción de 1986, el gasto pasa de millón y medio de dólares por minuto. [...] ¿Disfrutamos todos de mayor seguridad como resultado de este énfasis a lo tecnológico? Los arsenales nucleares de las superpotencias contienen la fuerza explosiva de toda la munición empleada por todos los combatientes durante toda la Segunda Guerra Mundial... multiplicada por 6.000. Seis mil Segundas Guerras Mundiales. Desde 1945 el mundo ha estado libre de actividad militar por menos de siete semanas. Ha habido más de 150 guerras internacionales o civiles, que, según se calcula, han segado la cantidad de 19.300.000 vidas, la mayoría como resultado del uso eficaz de nuevas tecnologías que han surgido en esta era de la Organización de las Naciones Unidas”.
Para el año 2005, la actividad militar había acabado con la vida de más de 20.000.000 de personas.
el cuadro no es completamente prometedor. “Aunque la introducción masiva de la tecnología en la sociedad durante las últimas décadas ha producido enormes beneficios —escribió Colin Norman, investigador del Instituto Worldwatch—, hay creciente evidencia de que algunos desenvolvimientos tecnológicos pueden agravar, en vez de resolver, muchos apremiantes problemas sociales y ambientales.”
Considere, en primer lugar, el efecto que la tecnología ha tenido en el ambiente. Después de calificar de “crisis silenciosa”, el ex secretario del Interior Stewart Udall describió la situación en los Estados Unidos así:
“Esta nación está a la cabeza del mundo en cuanto a riquezas y poder, pero también está a la cabeza en cuanto a la degeneración del hábitat humano. Tenemos la mayor cantidad de automóviles y los peores depósitos de chatarra. Somos las personas más ambulantes de la Tierra y aguantamos la peor congestión. Producimos la mayor cantidad de energía y tenemos el aire más viciado. De nuestras fábricas salen a raudales más productos, y nuestros ríos transportan las cantidades más grandes de contaminación. Tenemos la mayor cantidad de bienes para la venta y los letreros más desagradables para anunciar el valor de ellos”.
Así que algunos funcionarios y el público están comenzando a notar el gran precio que estamos pagando por el rápido desarrollo tecnológico que respaldamos de muy buena gana. No obstante, si los gobiernos quisieran, podrían evitar daños adicionales al ambiente simplemente por medio de tomar medidas contra los medios contaminadores. Pero las industrias y los negocios proveen empleo a la gente, prosperidad a las comunidades, e ingresos a los gobiernos. Esto es especialmente así en las naciones en vías de desarrollo. Por eso se afirma que los beneficios materiales que la tecnología ha creado valen más que el precio que ha de pagarse en términos de aire, agua y tierra limpios.